¿Existe Dios?

Respuesta:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”

(Génesis 1. 1).

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”

(Salmo 19. 1).

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”

(Juan 1. 1).

 

¿Me conoce enteramente?

Respuesta:

“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”

(Hebreos 4. 13).

“Entonces (Jesús) les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”

(Lucas 16. 15).

 

¿Soy responsable ante Dios?

Respuesta:

“De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”

(Romanos 14. 12).

“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”

(Romanos 2. 1-6).

 

¿Entonces, me considera un pecador?

Respuesta:

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios”

(Romanos 3. 10-11).

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”

(Romanos 3. 23).

 

¿Cómo castigará el pecado?

Respuesta:

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”

(Romanos 6. 23).

 

¿Entonces, debo perecer?

Respuesta:

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”

(2 Pedro 3. 9).

 

¿Cómo puedo salvarme?

Respuesta:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”

(Hechos 16. 31).

 

¿Quiere decir que Dios, está dispuesto a salvarme?

Respuesta:

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”

(Lucas19. 10).

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores,…”

(1 Timoteo 1. 15).

 

¿Puedo pedirle que me salve ahora?

Respuesta:

“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”

(Isaías 55. 6-7).

 

“En tiempo aceptable te he oído,

Y en día de salvación te he socorrido.

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6. 2).

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”

(Juan 1. 12).

 

¿Tal como soy?

Respuesta:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”

(Mateo 11. 28).

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”

(Juan 6. 37).

“Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” 

(Mateo 9. 13).

 

¿Siendo salvo, tendré asegurado el cielo?

Respuesta:

(Dijo el Señor Jesucristo)“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”

(Juan 14. 2-3).

“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”

(1 Tesalonicenses 4. 17).

Ahora bien, mientras distintas religiones, muchas de ellas “cristianas”, enseñan a sus fieles que es necesario cumplir con distintas exigencias para alcanzar la salvación; tales como: bautismo, penitencias, sacrificios, buenas obras, cumplimiento estricto de la ley o pertenecer a una determinada religión, raza o nación, lo que Dios demanda, es creer:

En la NECESIDAD de un nuevo nacimiento  para salvación (regeneración):

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

(Juan 3. 3).

En la POSIBILIDAD de la salvación:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”

(Juan 3. 16).

En que el OFRECIMIENTO de la salvación es por pura gracia (regalo inmerecido):

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”

(Efesios 2. 8).

 En Su  HIJO JESUCRISTO como el único y suficiente salvador:

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”

(Hechos 4. 12).

 

Si has creído de todo corazón en estas cuatro demandas de fe y quieres saber:

¿QUÉ DEBES HACER PARA SER SALVO?

La respuesta es:

PRIMERO: Reconocerte pecador

La Biblia dice:

“Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo”

(Nehemías 9. 33).

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”

(Isaías 53. 6).

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”

(Romanos 3. 10).

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”

(Romanos 3. 23).

“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”

(Santiago 2. 10).

 

SEGUNDO: Arrepentirte de todo pecado y creer en el Señor Jesucristo

La Biblia dice:

“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos"

(Hechos 17. 30-31).

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

(1 Juan 1. 9).

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?

(Romanos 10. 13-14).

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”

(Juan 3. 17-18).

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”

(Juan 3. 36).

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”

(Juan  6. 40).

 

TERCERO: Aceptarle y confesarle como tu salvador

La Biblia dice: 

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”

(Romanos 10. 9-10).

  

¿QUÉ SUCEDE SI RECHAZAS LA SALVACIÓN?

La respuesta es: Te condenas para toda la eternidad

 

Rechazar la salvación es muy fácil, con sólo poner excusas alcanza.

Sin embargo, a través de Su Palabra, Dios quiere agotar todos los medios y quiere alertarte para que no te condenes a ti mismo. Él ha establecido, como quien ha de juzgar un día a todos los hombres, que cualquier excusa que hoy puedas argumentar para rechazar tan grande e inmerecida salvación, no las podrás utilizar cuando partas de este mundo; pues dijo: “después de la muerte el juicio”.

Por eso te ruego, no desperdicies esta oportunidad que te brinda. Es tan maravilloso el amor de Dios que, como podrás comprobar, además de haberte respondido concretamente a cada una de tus dudas acerca de la salvación de tu alma; también te reveló Su plan de redención para que conozcas la única manera de alcanzar la vida eterna.

Ahora, con el fin de cerrar toda brecha por la que equivocadamente te puedas conducir a la perdición, fue más allá, se anticipó a las excusas que puedas presentar y preparó respuestas para cada una de ellas.

 

POR EJEMPLO:

 “Ahora no, otro día quizás”.

Respuesta:

“En tiempo aceptable te he oído,

Y en día de salvación te he socorrido.

He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”

(2 Corintios 6. 2).

“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3. 15).

“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día”

(Proverbios 27. 1).

“y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”

(Lucas 12. 19-20).

 

“Las exigencias de Dios son demasiadas severas”.

Respuesta:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”

(Mateo11.28-30).

 

“Hago lo que puedo”.

Respuesta:

“…el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”

(Gálatas 2. 16).

 

“No soy peor que otros”.

Respuesta:

“Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”

(Romanos 3. 22-24).

 

“No puedo perdonar a los que me hicieron daño”.

Respuesta:

“Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”

(Mateo 6.15).

“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Marcos 11 .25-26).

“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

(1 Juan 4. 20).

 

“Todos los hombres se salvarán”.

Respuesta:

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16. 16).

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”

(Mateo 7. 21-23).

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”

(1 Corintios 6. 9-10).

 

“Soy cristiano y voy a la iglesia”.

Respuesta:

“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”

(Tito 1. 16).

 

“Es imposible, soy un gran pecador”.

Respuesta:

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”

(Lucas 19. 10)

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”

(2 Corintios 5. 21)

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”

(1 Juan 1. 9)

 

“Quizás tengamos otra oportunidad después de la muerte”.

Respuesta:

“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”

(Hebreos 9. 27).

 

“Hay demasiados hipócritas en la iglesia”.

Respuesta:

“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla,

Y toda lengua confesará a Dios.

De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”

(Romanos 14. 10-12).

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”

(Hebreos 10. 24-25).

 

Como podrás apreciar, la Palabra de Dios siempre tiene una respuesta.

No obstante, debes saber que Ella no ha sido escrita para debatir, sino para traer luz a tu corazón en tinieblas. Por lo cual, en esta oportunidad, y de esta manera, te ha sido presentado Su evangelio de salvación.

A partir de este momento no sólo eres responsable ante Dios por tu condición de perdido pecador que debe arrepentirse; sino también de aceptar o rechazar la salvación que te ha ofrecido nada más que por pura gracia. Medítalo, tu perdición eterna depende de ti ¿Qué harás?

 

“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1. 7)